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lunes, 14 de mayo de 2018

Cuando aprendes a quererte, ya no estás para cualquiera

La mayoría de nosotros afirma quererse, amarse y respetarse, otros, ni siquiera consideran cuestionárselo, pero son nuestras acciones y decisiones las que terminan por reflejar el grado de aprecio y valor que nos damos a nosotros mismos.
Muchas veces nuestras relaciones resultan la muestra perfecta de nuestro sistema de valoración. Las personas con las que nos relacionamos, con las cuales nos identificamos y a quienes nos resulta sencillo hacer parte de nuestra vida por períodos de tiempo importantes, se comportan con nosotros como nosotros mismos lo hacemos.
Podemos no estar de acuerdo con esto, pero si estamos sometidos a una relación en la cual somos maltratados, ignorados, humillados y aun así encontramos motivos para permanecer, esto es el resultado del trato que nosotros nos damos, las prioridades que establecemos y los límites que ponemos en nuestras relaciones.
Cuando aprendemos a amarnos, no resulta una decisión tan complicada el decidir retirarse de cualquier relación que no nos llene, nos haga sentir mal o desvalorizados. Más bien nos volvemos expertos detectando situaciones de riesgo, que nos expongan a cualquier escenario que afecte nuestra integridad.
El amarnos a nosotros mismos es algo que no podemos delegar, no podemos confiarles a los demás lo que nosotros debemos hacer, porque el amor propio es irremplazable. Podemos tener a muchas personas amándonos, pero nada de ello sustituirá el amor hacia nosotros mismos.
Cuando no nos amamos dependemos de los demás, no somos capaces de nutrirnos nosotros mismos, y estamos permanentemente en la búsqueda de algo o alguien que llene los espacios que creemos están vacíos. No nos sabemos plenos, creemos que necesitamos algún complemento, que algo nos falta. Y nos podemos pasar la vida buscando fuera lo que solo hallaremos dentro.

Cuando no nos hemos amado de manera sana, de manera consistente y poco a poco aprendemos a cuidarnos y a querernos, comienzan a producirse cambios radicales en nosotros mismos, el autoconcepto cambia, los patrones de merecimiento se modifican, nuestra tolerancia cambia y de pronto, ya no es bienvenida en nuestras vidas ninguna persona que venga a perturbarnos, a utilizarnos, a malquerernos.
Y nos damos cuenta de que las relaciones que hemos considerado inadecuadas, no lo eran, solo eran reflejo de lo que creímos merecer y contribuyeron de alguna manera a lo que somos hoy en día y ya no miramos con rencor o dolor nuestras relaciones, sino con agradecimiento. Ahora sentimos la seguridad de relacionarnos con personas que sumen, que nos nutran, que puedan darnos al menos lo que nosotros mismos nos damos y desde allí todo es ganancia.
Sara Espejo. Rincón del Tibet
Vía: http://paradigmaterrestre.com

viernes, 27 de abril de 2018

¿QUÉ HACER FRENTE AL ABANDONO?


Pelear la vida. A regañadientes, a las malas, con las uñas, como quieras, pero no hay otra opción. Puedes sentarte a llorar tu mala suerte, a lamentarte de la “injusta” soledad, a sentir lástima por tu aporreado yo y autocompadecerte. O por el contrario, puedes levantar cabeza y aplicar una dosis de racionalidad a tu desajustado corazón.


Si te dejó, si se fue como un soplo, si no le importaste, si te hizo a un lado con tanta facilidad, si no valoró lo que le diste, si apenas le dolió tu dolor, si decidió estar sin tu presencia, ¿no será, y lo digo solo como hipótesis, que no te merece?.
Y si te dejó porque ya no te ama, porque se le agotaron los besos, y hasta la más simple de las caricias se le convirtió en tortura, ¿no será, y lo digo solo como hipótesis, que ya no te ama?
¿Y no será, que si fue cruel o se le terminó el amor, ya no tiene sentido insistir en resolver lo que ya está resuelto? ¿No será que hay que quemar las naves, cerrar el capítulo y dirigir la atención a otra parte? No se trata de no sufrir, sino de darle al sufrimiento un giro y elaborar el duelo (resignarse a la pérdida). No preocuparse por lo que podría haber sido y no fue, sino por que es.
Lo curioso del despecho es que los que han sido abandonados, casi siempre terminan por autocastigarse: “Si la persona que amo no me quiere, no merezco el amor” o “Si la persona que dice quererme me deja, definitivamente no soy querible”. La consecuencia de esta manera de pensar es nefasta. El comportamiento se acopla a la distorsión y el sujeto intenta confirmar, mediante distintas sanciones, que no merece el amor. Veamos cuatro formas típicas de autocastigarse que utilizan los “abandonados”:
1. Estancamiento motivacional: “No merezco ser feliz, entonces elimino de mi vida todo lo que me produzca placer” (autocastigo motivacional)

2. Aislamiento afectivo: “No merezco a nadie que me quiera. Cuánto más me guste alguien, más lo alejo de mi lado” (autocastigo afectivo)

3. Reincidencia afectiva negativa: Buscar nuevas compañías similares a la persona que nos hizo o todavía nos hace sufrir (profecía autocastigante)

4. Promiscuidad autocastigadora: Entregarse al mejor postor, “prostituirse” socialmente o dejar que hagan de uno lo que quieran (autocastigo moral)
Me pregunto, ¿Y no será que de pronto no eres tan culpable como crees, y que no haya ni buenos ni malos, vencedores y vencidos?
Ahora que te dejó, hay que comenzar a vivir de otra manera. Retomar lo bueno que tenías olvidado y arrancar. Todos somos capaces de recuperarnos del fracaso afectivo. Al principio duele hasta el alma, pero al cabo de un tiempo, si eliminamos el autocastigo, la mente empieza reponerse.
Piensa en las pérdidas que has tenido anteriormente en tu vida, y cómo ahora, no te producen ni rasquiña. Es muy probable que dentro de un tiempo, esta última decepción, la que ahora estás padeciendo, quede reducida a un recuerdo insípido y descolorido.

Y mientras tanto, te toca sobrevivir. Evitar caer en los puntos a, b, c y d. Rodearte de amigos y amigas de verdad, porque la amistad cura. También puedes acceder a la vida espiritual que tenías abandonada, y no me refiero a encerrarte en un templo, sino revisar tu sentido de vida. Las crisis activan la auto-observación y nos obligan a mirarnos desde una óptica nueva.
Siempre habrá alguien, testarudo y persistente, que nos quiera a pesar de todo. A esta hora, en algún lugar de la ciudad, hay una persona desconocida que aún no conoces, dispuesta a contagiarte de amor, que pronto entrará a tu vida. Es solo cuestión de tiempo.

Walter Riso
http://www.walter-riso.com

jueves, 26 de abril de 2018

La fidelidad es propia de los más inteligentes


Rodolfo Llinás es un neurocientífico colombiano que ha dedicado la mayor parte de su vida al estudio del cerebro. Dirigió el programa NEUROLAB de la NASA y actualmente es director del departamento de psicología y neurociencias de la Universidad de Nueva York. Hace un tiempo dio una entrevista en la que sorprendió por el mapa que trazó con los conceptos de fidelidad, amor y felicidad.
Sus declaraciones prueban, desde el punto de vista neurológico, lo que muchos intuían por sentido común, experiencia u observación del comportamiento. Afirma que el cerebro es un sistema cerrado, que solamente es “perforado” por los sentimientos. Indica que su funcionamiento guarda cierta analogía con el de un ordenador, con la diferencia de que el cerebro tiene plasticidad y creatividad: se modifica, se nutre y cambia.
► La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella.
                                                                   Goethe  

Según sus extensos y profundos estudios sobre el cerebro, concluye que la estructura intelectual está basada en la emocional. Primero es la emoción y luego la razón. Nos formamos las ideas del mundo no tanto a partir de razonamientos, sino de lo que sentimos. El amor tiene un lugar destacado y la fidelidad es propia de los más inteligentessegún sus palabras.

La fidelidad y la inteligencia

Rodolfo Llinás indica que el área emocional del cerebro es una de las más antiguas. Fue una de las primeras en desarrollarse. Según sus palabras, “es el cerebro truhán, el de los reptiles, donde no existen más que patrones de acción fijos. Por eso ellos se acercan o se van si quieren comida; atacan si quieren defenderse, y tienen sexo si quieren reproducirse”.
El amor tiene su origen en la misma área, pero implica unas funciones fisiológicas diferentes. El amor, dice Llinás, es como una golosina. Y quien está enamorado se vuelve goloso. Desea tener más y más amor de la persona a la que ama. Agrega además que “nadie se muere por exceso de amor”.
El amor, señala el científico, no es como hacer gimnasia, sino como bailar, desde el punto de vista fisiológico. Frente al llamado “amor eterno” dice: “Ese es de inteligentes, que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno; cuidarla es mi responsabilidad, y viceversa. Saber que no habrá una puñalada trapera es la norma”.
La fidelidad contribuye a no desgastar energía emocional o intelectual innecesariamente. El ser humano, cuanto más inteligente, más orientado está hacia las grandes preocupaciones de la humanidad, deja de lado las situaciones que inestabilizan su vida o emplea energía para acciones más complejas.
Por todo ello, Llinás concluye que el amor eterno es un baile infinito de neuronas entre dos personas inteligentes.

Estudios sobre inteligencia y fidelidad

Rodolfo Llinás no es el único que ha hablado de la relación entre inteligencia y fidelidad. Un estudio dirigido por Satoshi Kanazawa, especialista en psicología evolutiva, llegó a una conclusión similar. En su investigación señaló que los hombres con coeficientes intelectuales más altos (superiores a 106) valoran más la fidelidad en pareja. En las mujeres es diferente: todas la valoran, sin que esto guarde relación con su nivel de inteligencia.
El estudio indica que la monogamia es una fase superior de la evolución humana. En principio, el humano está estrechamente ligado al comportamiento instintivo del mamífero. Esto le inclina a la poligamia. Pero, tanto en la historia de la humanidad como en la individual de cada hombre, la monogamia parece implicar un nivel superior de evolución.
Verdaderamente, la infidelidad tiene como condición tener mucho tiempo libre y mucha disposición emocional para el conflicto. Cuando una buena parte de nuestro tiempo está ocupado es más complicado gastar parte de él en las intrigas y las estrategias asociadas a la infidelidad. Tampoco se dispone de tanta energía emocional como para pagar el precio de actuar a escondidas, evitando ser pillados y manteniendo una fachada falsa.
Resulta mucho más inteligente establecer una relación y refinarla que ir saltando de relación en relación. La monogamia trae grandes satisfacciones, no es un sacrificio. Como toda situación humana con valor, implica esfuerzos. Sin embargo, es mucho más lo que aporta.
► Si la vida individual se enfoca hacia grandes objetivos, seguro que un compañero o compañera permanente de viaje es un gran tesoro. Y al contrario, si la vida se enfoca a lo banal, una relación estable entorpece esa futilidad e intrascendencia.


Edith Sánchez
Imágenes cortesía de Leonid Afremov
https://lamenteesmaravillosa.com

martes, 20 de marzo de 2018

Crecer en pareja

► ¿Qué oportunidades de crecimiento nos aportan las relaciones de pareja?





La relación de pareja en sí misma es un camino de espejos y autoconciencia. Un camino que no ofrece precisamente una vida más sencilla, sino más bien una carrera de luces y sombras que puede resultar tan gozosa como complicada. Se trata de un caminar que tras el primer tiempo de estímulos y promesas, declina y desengaña, sin embargo a cambio actualiza potenciales y facilita rendiciones que abren avenidas al alma. Y paradójicamente, para cierto número de seres, precisamente el vivir en soledad por un tiempo determinado, puede ser su forma particular de entrenar aspectos de la persona que más tarde harán mucha falta en la convivencia en pareja.

Lo que sí parece claro es que superar los temores soterrados que se esconden en el aislamiento y establecer vínculos de comunicación sincera, es un camino de rentabilidad cardíaca garantizada. La relación profunda con el “gran otro” y la mirada a sus necesidades más hondas, es la puerta para trascender el natural egocentrismo que nos viene de fábrica. Sin duda conforme nos abrimos cotidianamente a otra persona, nos vemos obligados a desarrollar aspectos tales como la auto observación, la regulación emocional, la actitud cooperativa, la empatía y la compasión honda.



En realidad la relación pareja demanda a sus miembros de una infinita paciencia, así como devoción y una gran entrega. A mayor intimidad, mayor desnudez y por tanto, mayor exigencia en el afinamiento de la música que entre ambos suena. A poca desatención que se produzca, las respuestas desafinadas no tardan en llegar y con ellas, la inminente necesidad de trabajar sobre las desavenencias.

En la relación de pareja, si se quiere vivir con un cierto nivel de salud, convendrá comenzar por cultivarse a uno mismo, y desde ahí, neutralizar aspectos que saboteen la total veracidad que esta necesita. Digamos que la pareja, constituye una relación en la que no hay escapatoria. O bien el vínculo crece y madura, o bien se dirige a una muerte anunciada. Y este marco de sutil tensión y compromiso, conlleva determinación, vocación de servicio y atención sostenida.

Tales parámetros de “mantenimiento” suponen precisamente uno de los ingredientes que mejor nos identifican como raza humana: establecer vínculos capaces de generar proyectos con plena consciencia. 
En realidad si como Humanidad hemos llegado hasta aquí, es porque no sólo hemos sabido cazar juntos, sino porque también disponemos de un corazón compasivo y capaz de amar de manera universal desde la más pura esencia.

El fruto que regala el compromiso asumido en la vida de pareja, se refleja en la honda humanidad que brota en quienes comprenden la entrega sin medida. El hecho de comprobar una y otra vez cómo la relación de pareja, de la misma forma que regala, también pone al límite nuestras resistencias, supone uno de los elementos más valiosos para superar el narcisismo egoísta que a veces arrastramos más tiempo del que se debiera.

Con tales tomas de conciencia, el vínculo puede seguir profundizando y de pronto un día comprobamos que se abrió una puerta sin retorno, una puerta que conduce a una comunión sagrada con la totalidad de la existencia. 
Ese día sonreímos al recordar el sinuoso camino que nos tocó en el conspirar la vida con un determinado cómplice y disfrutar de la visión ampliada.
José María Doria
http://josemariadoria.com

jueves, 15 de marzo de 2018

La paradoja de la dependencia


Es bien sabido desde que nuestro cerebro es objeto de investigación en el campo de las Neurociencias, y que por otra parte, nuestro sistema nervioso e incluso el mandato de nuestros genes, tienen la misión de generar apego con otra u otras personas.

Y aunque tal vez en su origen dicho mandato neurológico parece derivado de la necesidad de supervivencia, hoy por hoy lo que parece incuestionable es que tendemos a vincularnos fuertemente con la pareja como uno de los objetivos evolutivos que parecen estar más allá de los gustos, sentimientos y circunstancias.
Se trata de un programa por el que nuestra naturaleza cuando encuentra alguien que cumple determinados requisitos, establece naturalmente un fuerte vínculo de dependencia. Y tal vez este apego responde a la necesidad de vivir en mejores condiciones que las que nos ofrece la vida en solitario y en su caso, asegurar la supervivencia. Lo que sin duda en los tiempos actuales se traduce en el hecho de sentir empatía, afinidad, deseo, química… aspectos que suponen el conjunto de necesidades que como individuos integrales cada día tenemos en una diversidad cada vez más compleja.
En realidad dicho apego que sí o sí neurológicamente establecemos, puede ser del tipo “sano”, es decir, que se expresa desde el marco de la intimidad, el compromiso y la confianza. Se trata de un tipo de vínculo que según se deduce por numerosas estadísticas, le viene dado a un 50% de la población y que convierte a tales personas en un regalo por ser los compañeros y las compañeras de vida.
El resto de la población por lo que dicen tales muestras, o bien es de carácter evasivo y tipología “autosuficiente”, es decir, personas que son expertas desactivadoras del sistema de apego, y en consecuencia, estrategas sofisticadas en la creación de barreras y distancias. O bien es de carácter ansioso como se da en personas que no se sienten a la altura de su pareja, y que por ello se esfuerzan en “dar la talla” y complacer a toda costa. Es decir, que proceden a negar su autoestima y la creación de unas bases equilibradas de convivencia.
Pues bien, lo que es paradójico y sí parece estar claro es que cuanto más eficiente es la dependencia mutua de dos personas, más independientes y audaces se vuelven estas. Es decir que las parejas cuyos miembros se muestran independientes y por lo tanto capaces no sólo de explorar mundos, sino también descubrir nuevos horizontes y realizar proyectos de éxito, son las que se viven paradójicamente desde un apego maduro y sano por el que circula compromiso, seguridad y confianza.
Es decir, que cuanto más “dependientes” son “en casa”, más capaces son a su vez de enfocar la atención a otros menesteres y no malgastar energía en conflictos por causa de necesidades emocionales no suficientemente atendidas e insatisfechas.
A mejor apego más independencia.

José María Doria
http://josemariadoria.com


sábado, 10 de marzo de 2018

LOS IGUALES SE ATRAEN


Esta es mi percepción.
 
Si eres infeliz, encontrarás a alguien que es infeliz.
La gente infeliz se siente atraída por la gente infeliz. Y está bien, es natural. Está bien que la gente infeliz no se sienta atraída por la gente feliz; de lo contrario, destruiría su felicidad.

Está perfectamente bien. Sólo la gente feliz se siente atraída por la gente feliz.

►Sólo una persona amorosa – alguien que ya es amoroso – es capaz de encontrar la pareja adecuada.

Los iguales se atraen. Las personas inteligentes se sienten atraídas entre sí; las personas menos inteligentes se atraen mutuamente. 

Te conectas con personas de tu mismo nivel. Así que lo primero que hay que recordar es: una relación que se ha originado en la infelicidad se volverá amarga. 

Primero sé feliz, alegre, celebra y sólo entonces encontrarás otra alma que esté celebrando y habrá un encuentro de dos almas bailando juntas y una danza maravillosa surgirá de ahí.
No pidas una relación debido a tu soledad, no.
De ser así, te estarás moviendo en la dirección equivocada. Entonces estarás utilizando a la otra persona y estarás siendo utilizado por ella . ¡Y a nadie le gusta ser utilizado!. Cada individuo es un fin en sí mismo. El utilizar a alguien es inmoral. Primero aprende a estar solo. 
La meditación es una forma de estar solo.
Si eres capaz de ser feliz cuando estás solo, habrás encontrado el secreto de la felicidad. 
Entonces serás capaz de ser feliz en pareja. Si eres feliz, entonces tendrás algo que dar, que compartir. Porque cuando das, también recibes; no al contrario. 

►Entonces surge la necesidad de amar a alguien.

Normalmente tienes la necesidad de ser amado por alguien. Es una necesidad equivocada también. Es una necesidad infantil; denota tu inmadurez. Es la actitud de un niño.
Nace un niño. Naturalmente, el niño no puede amar a su madre; no sabe qué es el amor y no sabe quién es su madre ni quién es su padre. Está absolutamente indefenso. Su ser no está todavía integrado; no está formado, no es uno todavía. Es sólo un potencial. La madre tiene que amarlo, el padre tiene que amarlo, toda la familia ha de volcar su amor en él. 

Ahora él aprende algo: que todos deben amarlo. Él nunca aprende que debe amar. Ahora el niño crecerá, y si permanece estancado en esta actitud de que todos deben amarle, sufrirá por el resto de su vida. Su cuerpo habrá crecido, pero su mente permanecerá inmadura.

Una persona madura es aquella que descubre su otra necesidad: la necesidad de amar a alguien. La necesidad de ser amado es infantil, inmadura. La necesidad de amar es madura. Y cuando estás listo para amar a alguien, sólo entonces, puede surgir una relación bella.

¿Es posible que dos personas en una relación amorosa se dañen mutuamente?» Si, de hecho es lo que está ocurriendo en todo el planeta. El «ser bueno» es muy difícil. Ni siquiera eres capaz de ser bueno contigo mismo. ¿Cómo vas entonces a ser bueno con alguien más? ¡Ni siquiera eres capaz de amarte a ti mismo! ¿Cómo vas a amar a otro? Primero aprende a amarte, aprende a ser bueno contigo mismo.

Tus «santos religiosos» te han enseñado a no amarte, a no ser bueno contigo mismo. ¡Sé duro contigo! Te han enseñado a ser blando con los demás y estricto contigo mismo. Esto es absurdo. Yo te enseño que lo primero y más importante es ser amoroso contigo mismo. No seas duro, sé blando. Cuida de ti mismo. Aprende a perdonarte — una y otra y otra vez — siete veces, setenta y siete veces, setecientas setenta y siete veces. Aprende a perdonarte. No seas duro; no te enfrentes contigo mismo. Y así florecerás.

En ese florecimiento atraerás a otra flor. Es natural. Las piedras atraen a las piedras; las flores atraen a las flores. Entonces se crea una relación bella, con gracia. Si puedes entablar una relación así, tu relación crecerá, se convertirá en una oración; tu amor se convertirá en éxtasis y a través del amor conocerás lo divino.

Osho

http://sandraquerubin.com
Imagen: Embrace - Android Jones

lunes, 8 de enero de 2018

5 COSAS QUE NO DEBES HACER TRAS UNA RUPTURA



Lo que no debes hacer tras una ruptura: póntelo fácil, déjalo marchar.

Aún te suena extraño decirlo, pero “ya no sois pareja”. Ha habido un punto final que ha dado comienzo a un proceso de duelo, ese tiempo que necesitas para poder adaptarte a la pérdida. En estos primeros momentos abundan los voluntarios que se ofrecen a acompañarte, apoyarte e incluso aconsejarte acerca de lo que deberías o no deberías hacer para superarlo “cuanto antes”.

Y tú les dejas decir, hablar y comentar, buscando alguna idea a la que aferrarte que te parezca un buen plan para aliviar tu dolor, aunque en el fondo sabes que no te queda otra que aceptar la emoción que te está invadiendo.
Te hayan dejado, o lo hayáis dejado de mutuo acuerdo, la realidad es que te ha descolocado por completo tu vida, tus planes, tus rutinas, etc. Ahí estás tú, con tu casa y tu mente de mudanza a tierra desconocida, migrando a un nuevo estado incierto, lo cual te crea más angustia aún.

En medio de esa desorientación, incertidumbre, tristeza e interrogantes, te levantas cada día pensando cuándo vas a estar mejor o si ya deberías estar mejor. Lo cierto es que el duelo es un proceso que puede extenderse en el tiempo (1 año o incluso 2, aunque varía de unas personas a otras) y no se puede pasar de página tan rápido como te gustaría en estos momentos.

►Lo que sí puedes es elegir cómo afrontar esta ruptura: ¿te lo pones fácil o te colocas más obstáculos en tu recuperación? 
Hay cosas que dependen de ti, y ésta es una de ellas. Cuidado con las acciones que pueden hacer que la ruptura sea más dolorosa y que te quedes estancado sin poder avanzar.
Veamos algunas de esas conductas peligrosas, que es mejor no hacer, si quieres encaminarte hacia la superación:

#1. Negar, disimular u ocultar tu dolor.
Si bien es verdad que puedes preferir, sobre todo al principio, un tiempo de soledad para ti, sin tener que dar explicaciones a nadie, también lo es el hecho de que exteriorizar en algún grado tu dolor te ayudará a digerir lo que te ha frustrado o dañado.
El dolor que se oculta, o incluso se niega, se va incubando de forma latente hasta que en un instante, cuando menos te lo esperas, reaparece de forma desproporcionada, injustificada o como una manifestación en nuestro organismo (enfermedades psicosomáticas)

Así que elige la persona/s con la/s que quieres compartir tus sentimientos, el contexto donde quieres hablar, y la forma de hacerlo. Tú decides cómo, cuándo y qué, pero no dejes enquistado el sufrimiento. Deja que aflore con naturalidad, a tu ritmo. Permítete poder quejarte, y exteriorizar tu tristeza, tus dudas, tu enfado y tu dolor.
Y si no encuentras con quien, o no acabas de sentirte comprendido, contempla la posibilidad de buscar apoyo psicológico profesional, alguien que pueda orientarte en estos primeros momentos sin juzgarte.

#2. Llamar periódicamente a tu ex para que revise su decisión o te dé otra oportunidad.
Cuando se ha dado el paso de romper la relación es porque se han contemplado ya otras alternativas, se han hecho otros intentos por solucionarlo, etc. Hay que ser coherente con la decisión tomada. 
Desdecirse una y otra vez, lo único que contribuye es a retrasar la aceptación de la nueva situación y a generar estados de ansiedad ante la ambigüedad.

Si además ha sido tu ex quien ha decidido finalizar la relación, al contactarle frecuentemente para cuestionarle su decisión, o pedirle que vuelva contigo, es probable que se sienta agobiado y tienda a evitarte.

Es lo que viene a llamarse reactancia psicológica: una reacción emocional justamente contraria a la que el otro pide, resultado de sentirse presionado o coartado en su libertad. Por eso, cuánto más insistas, más resistencia encontrarás en el otro.
De cualquier forma, recuerda que no todo vale. ¿Qué sentido tiene que tu ex vuelva contigo por pena, presión, o porque tú tengas que recordarle periódicamente lo bueno de vuestra relación?
En una relación de pareja ambos se eligen. No es una compra-venta en la que es uno el que tiene que persuadir y el otro aceptar o denegar.


#3. Poner el foco de todos tus pensamientos en tu expareja.
Hasta cierto punto es normal que te pilles a ti mismo reviviendo alguna vez las escenas que habéis vivido, o pensando en la persona con la que has vivido tantas cosas. A medida que transcurre el tiempo, estos pensamientos irán disminuyendo, salvo que hagas cosas que los transformen en obsesiones, como:

•   Preguntar, indagar e investigar qué hace tu ex, con quien se relaciona, si tendrá pareja, cómo es su vida actual, etc. Recopilar datos de forma obsesiva puede perjudicarte gravemente a la hora de elaborar el duelo sanamente.
•   Invertir horas y horas en adivinar cómo puede estar actuando, pensando o sintiendo tu expareja. Renuncia a leer su pensamiento y a castigarte con esos interrogantes.
•   Rebobinar constantemente vuestra historia y contaminar todas tus conversaciones con el tema de tu anterior relación. Esto dificulta tremendamente el poder motivarte a hacer otras cosas.

#4. Transformar el vínculo en amistad de la noche a la mañana.

La relación que teníais ha desaparecido. Es necesario un tiempo prudencial para que cada uno, individualmente, pueda adaptarse al cambio.
Es cierto que hay parejas que, después de dejarlo, pueden preservar su amistad, pero esto no ocurre de un día para otro.

Obligarte a hablar y quedar con tu ex con la misma frecuencia que lo hacíais antes, dificulta la aceptación. Detrás de estas conductas suele haber un miedo a estar solo, a perder del todo el contacto con la persona con la que se ha compartido tantas cosas, a afrontar la soledad de los primeros momentos, etc.
Una pareja es un vínculo muy específico y muy diferente de la amistad, transformarlo es posible, pero desde luego hace falta un trabajo y un tiempo.

#5. Un clavo saca a otro clavo.
Cuidado con aplicar este refrán como solución a tu dolor. Si crees que te saltas el duelo  buscando sustituto estás muy equivocado. Buscar con urgencia una nueva pareja aumentará la probabilidad de que elijas a alguien a tu lado desde el miedo a la soledad, y te embarques en una nueva relación que está predispuesta al fracaso desde el principio.

Además te habrás privado de la oportunidad de desarrollar habilidades de fortaleza ante la frustración y la imagen que te devolverás a ti mismo será de debilidad.

Tarde o temprano, tendrás que hacer el duelo y aceptar el dolor de lo que has perdido. Cuanto antes lo hagas, antes podrás sacar un aprendizaje positivo de la experiencia.


Autor desconocido

http://buscandome.es

miércoles, 3 de enero de 2018

Tu niño herido y tus relaciones de pareja

                 Dentro de ti hay un niño o una niña. 

    ¿Cómo puede este niño determinar tu vida de pareja?


 


Tu niño está herido cuando durante la infancia se te ha reprimido la expresión libre de sentimientos, sobre todo la rabia y el dolor, convirtiendo al adulto en un "niño enfadado" También surge cuando ha habido carencias emocionales. Este síndrome afecta en gran medida a tu autoestima y determinará tus relaciones de pareja, por eso es fundamental en procesos de mejora de autoestima y en terapia de pareja.

La baja autoestima tiene una consecuencia y es la de dificultar el ofrecer amor a los demás.

No puedes dar amor a los demás si no te amas a ti mism@. En lugar de esto, las personas con baja autoestima actúan amorosamente para conseguir el amor de los demás.

El verdadero amor solo puede manifestarse cuando te aceptas a ti mism@ y ésta capacidad de aceptación tiene su origen y desarrollo en la infancia.

Por lo general o tu pareja se parecerá a tu papá y mamá o proyectarás el comportamiento que tenias con tus padres en tu pareja. Mientras esta relación haya sido sana, no hay problema. Y habrá sido sana cuando no haya generado una dependencia emocional negativa. Esto es, cuando además de quererte te han educado para amarte por ti mismo, comprenderte y perdonarte. Cuando has tenido ambas cosas (amor y capacidad de amarte), no dependes emocionalmente de otro y el amor que ofreces es genuino, libre y gratuito.

Pero cuando esto no ocurre, nos encontramos con personas con un niño interior herido. Y resulta sorprendente indicar que la educación emocional que has recibido de tus padres es una de las principales causas de tu sufrimiento ahora.

Las niñas y niños necesitan seguridad y buenos modelos emocionales para entender sus señales internas. En caso contrario suelen refugiarse en conductas para buscar una satisfacción interior. Estas conductas pueden ser, desde tratar de ser el mejor, la más guapa, el más bueno, el más gracioso hasta ser el más trabajador. Y todo para conseguir que te amen. En definitiva, como "viejos" niños y niñas que somos empezamos a ponernos "máscaras".

¿Cómo saber si convives con un niño herido? Los niños, las niñas heridas, cuando son adultos tienen muchas de estas características:

  • Les decepciona una relación sentimental tras otra.
  • bien sienten pánico si piensan que su pareja les podría dejar. No hay una relación emocionalmente adulta.
  • Buscan continuamente el amor perfecto.
  • Suelen generar adicciones (a comprar, al sexo, al amor, a sustancias...)
  • Necesitan bienes materiales y ganar mucho dinero. Nunca es suficiente.
  • Tienen un vacío existencial. Se aburren.
  • Necesitan la adulación de su pareja, que les compren regalos continuamente.
  • Proyectan en sus hijas e hijos una necesidad de éxito, de triunfo.
  • Son desconfiados. No confían en sus parejas e intentan controlarlas. Pueden llegar a ser violentos.
  • Pueden tener ataques de rabia, ansiedad y sentimientos de gran frustración por cuestiones banales.
  • Exigen a su pareja o están totalmente pendientes de sus deseos. No son capaces de amarse por si mismos.
También pueden llegar a ser muy aplicados, exhaustivos y perfeccionistas. Destacan en un arte, disciplina o en el trabajo.




 
No se trata de culpar a tus padres, pero si de ir a la causa del problema. Esto es particularmente importante, puesto que frente a los problemas de autoestima abundan procesos que personalmente no considero terapéuticos, sino que tan solo generan euforia y el sentirte bien contigo mism@ de forma temporal.

Una terapia efectiva y que busca sanar al niño herido es compleja, puesto que entran en juego los valores y creencias asumidos como guión de vida o como mandatos familiares. La estrategia se basa en 4 pasos o movimientos:

    Darse cuenta y comprender los patrones que actuaron en tu infancia y cómo estos se reproducen en tu vida de pareja, en tu búsqueda de pareja, relaciones sociales, etc.
    Generar compasión por tus padres, puesto que ellos también fueron niños que fueron educados para ser dependientes emocionales.
    Desarrollar la capacidad de perdonar las heridas emocionales que tus padres u otras personas te hicieron.
    Aceptar cómo son o fueron tus padres, sin idealizarlos y al mismo tiempo conocerte, comprenderte y aceptarte. Tal y como eres, sin intentar ser quien no eres, puesto que esta es la estrategia que habías utilizado para que te amasen.

Si quieres saber cuál es tu grado de dependencia emocional explora cuál es el grado de intimidad que tienes con tu pareja. Pregúntate ¿Cómo puedes compartirte con otro/a y cómo puede alguien llegar a conocerte de verdad, si en realidad no sabes quién eres?

Una forma de tener una buena conciencia de ti mism@ es desarrollando barreras firmes. Por ejemplo, tus barreras sexuales te permiten sentirte cómodo o cómoda con otro y avisarte si alguien se acerca demasiado y te invade. Es como si fueses un país con fronteras claras. De hecho, las personas con barreras sexuales débiles a menudo hacen el amor cuando en realidad no quieren. En parte se venden para conseguir amor.

Cuando alguien te ama de verdad, te quiere por quien eres, así que cuanto más puedas ser tú mism@ mucho mejor

El amor no sabe de esfuerzos, por eso si eres padre o madre seguro que quieres a tus hijos por lo que son y no por lo que quieres que sean o lleguen a ser. Enséñales también a amarse por si mismos.

Feliz Viaje.
Francesc Talens
http://www.psicologoyterapeuta.com

martes, 12 de diciembre de 2017

PROBLEMAS DE PAREJA

Estamos siempre proyectando, eso ya lo sabemos. De lo que tal vez no seamos tan conscientes es de las proyecciones que hacemos en nuestra pareja.

A menudo vivimos la relación de pareja desde el niño interno herido, buscando inconscientemente personas que representan a papá o mamá para que llenen el vacío que éstos dejaron. Ya sea porque nos faltaron, porque fueron ausentes o porque fueron tan “grandes” que nunca pudimos alcanzarlos.

De un modo u otro buscamos a papá o mamá en la pareja.

El problema es que entonces no estamos dentro de la relación desde el papel de un adulto, si no desde un papel de “esperador”. Esperando que el otro haga o no haga, diga o no diga, que se comporte de maneras determinadas para llenar nuestras carencias. 


Como un niño que espera ser amado, cuidado, atendido… 

Y en la medida que vamos recibiendo lo que necesitamos, todo funciona pero cuando el otro deja de darnos lo que esperamos el mundo “se nos viene encima”. Nuestras reacciones son desproporcionadas, (como las de un niño pataleando en el supermercado), incluso más tarde podemos reconocer que nos hemos pasado, pero en el momento no lo hemos podido evitar, el niño ha tomado el control.

►Vivir la relación de pareja desde el niño interno genera una relación disfuncional, porque un niño no tiene recursos para gestionar la vida de un adulto, capacidad de ser responsable, de asumir su papel masculino o femenino, paterno o materno y esto se verá reflejado en desequilibrios emocionales y sexuales de todo tipo. 


Además va a perpetuar el problema si hay hijos, pues estarán siendo educados por niños heridos y no por adultos responsables y crecerán con carencias que más tarde buscarán de nuevo en sus parejas.

Identificar tus proyecciones, hacer un trabajo con tu niño interior y colocarte en el adulto que eres, se hace necesario para que tu relación de pareja funcione.




Gemma Pitarch.

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